Las verdaderas mentiras del trasvase Tajo-Segura

En la polémica surgida/retomada en los últimos meses alrededor del Trasvase Tajo-Segura, en las declaraciones de los responsables políticos y en los medios de comunicación se presentan por parte de los intereses del Sureste cifras que se alejan velozmente de la realidad con la clara finalidad de defender posiciones pro domo súa . Las líneas que siguen pretender ser un primer intento de desmontar algunas de las falacias que se suelen exponer.

Primera mentira verdadera: los recursos de agua de la cabecera del Tajo

El Anteproyecto del Trasvase de 1967 pretendía trasvasar 1000 hm³ anuales desde los embalses de la cabecera del Tajo (Entrepeñas y Buendía) hacia el Sureste, Murcia principalmente, Alicante y en mucha menor medida Almería. Ante todo, hay que situar el proyecto en su época, cuyos objetivos económicos aún se centraban en el desarrollo agrario. Situación muy alejada del marco socioeconómico actual dominado por los servicios, las finanzas, el ladrillo, el turismo y  la producción industrial. Sin embargo no se han revisado los presupuestos agraristas de partida del Trasvase, cuando España dejó hace ya muchas décadas su condición agraria.

En la tramitación de la primera ley del Trasvase en 1971,  los legisladores corrigieron la euforia de los técnicos sobre los recursos disponibles, rebajando a un máximo de 600 hm³ anuales la cantidad a trasvasar “en una primera fase”. La realidad se encargó pronto de poner de manifiesto  los sueños aberrantes de la razón técnica, pues desde la puesta en marcha del acueducto en 1980 (hace 36 años) la media que se ha podido trasvasar ha sido de unos 300 hm³ anuales puestos en destino. Las aportaciones a los embalses de la cabecera del Tajo han sido la mitad de los previstos en el Anteproyecto y siguen descendiendo.

El gran fiasco en las previsiones técnicas de recursos disponibles ni se ha reconocido ni se ha corregido. Al contrario, se intenta esconder el gran fallo de previsión promulgando leyes y normas, como ha sido el caso del memorándum de Cañetecon la ilusa pretensión de sojuzgar a la naturaleza dictándole lo que tiene que llover. Para la elaboración de las normas del Trasvase se han torturado los datos y las posibilidades hasta hacerles confesar lo que se deseaba de antemano. La madre naturaleza se ha encargado, a las primeras de cambio, de tirar por el suelo el castillo de naipes de las alegres previsiones, situándonos ante la verdadera realidad. Lo que se trataba con el memorándum, lisa y llanamente, era saquear los recursos del Tajo y burlar a los regantes del Sureste, mediante engañabobos tales como “asegurar garantías” (¿de dónde?, ¿cómo si no hay agua?). Aquellos polvos desmesurados de las previsiones hidrológicas han traído los lodos de las sucesivas “guerras del agua” que se vienen manifestando desde 1980 y se agravan ante cada situación de sequía, situación cada vez más frecuente.

Segunda mentira verdadera: las hectáreas regadas con las aguas del Trasvase

El curioso lector que quiera saber cuántas son las hectáreas regadas con aguas del Trasvase se enfrenta a un gran galimatías generado a propósito, escondiendo, ocultando, retorciendo y cambiando de lugar de lugar las cifras y las hectáreas como en un juego de trileros.  Se pueden encontrar cifras que ven desde las 100 000 ha hasta las 175 000 ha regadas con aguas del Trasvase. El objetivo último es crear la percepción en los ciudadanos y autoridades de la existencia de una gran burbuja hidro-económica con el fin de adquirir ventajas en cualquier petición o reclamación ante las administraciones públicas.

Para poner un poco de mesura en las cifras, basta recurrir a los datos que presenta el “Centro Regional de Estadística de Murcia” (www.carm.es), que constituye la región más beneficiada por el Trasvase. Así resulta que el total de hectáreas regadas en la región de Murcia ascendía en el año 2014 a unas 157 000  (descontando del total las dedicadas a barbecho en ese año). Cifra que contrasta con las 100 000 que presentan los estudios “inflados” para dicha región regadas sólamente con aguas del Trasvase. Resultaría que la mayor parte de la  superficie regada en Murcia se haría con aguas del trasvase, lo cual representa, cuando menos, un atentado estadístico. Empezamos a sospechar que se trata de inflar el perro.

Sospecha que se refuerza si se tienen en cuenta que durante los 36 años que lleva en servicio el Acueducto Tajo-Segura, el agua trasvasada con destino al riego ha sido inferior a 200 hm³ anuales de media (el resto hasta los 300 hm³ trasvasados en destino han sido para abastecimiento de poblaciones). Resulta que, teniendo en cuenta que se producen como media dos cosechas por año (según el SCRATS), resultaría una dotación tan baja como unos 500 m³ por hectárea y año para la zona del Trasvase. Podemos hacer un cambio de agujas para que el tren de la argumentación circule en sentido contrario: con 200 hm³ anuales de promedio, aun admitiendo dotaciones de regadío tan bajas como unos 4000-5000 m³ por hectárea y año para dos cosechas (a la parcela de riego llegaría menos por pérdidas en las redes de transporte y distribución), sólo se podrían regar menos de 40 000 hectáreas.

Esta última cifra coincide con lo manifestado por un experto, buen conocedor de los riegos del Sureste,  que hace ya años,  decía: “Los problemas de riegos del Sureste, y por extensión el problema del agua en España, se reducen a 40 000 hectáreas de más en dicha zona”.
Queda pendiente de explicar cómo y con qué recursos se riegan realmente las hectáreas que tan alegremente se presentan por responsables de sindicatos de riegos de la región así como de las autoridades hidráulicas de la misma. No se puede admitir una confusión tan generalizada e inconsistente por parte de corporaciones públicas y órganos de la administración.

Tercera mentira verdadera: los puestos de trabajo creados con las aguas del Trasvase

También se presentan alegremente cifras que superan con frecuencia los 100 000 puestos de trabajo. En el informe “Impacto económico del Trasvase Tajo-Segura”, elaborado por la consultora Price Waterhouse Cooper (PwC) por encargo del Sindicato Central de Regantes del Trasvase Tajo-Segura (SCRATS), dejando aparte puestos indirectos o de arrastre, inducidos y “semipensionistas”, se llega a la cifra de 58 632 empleos directos (2012) en una misteriosa y confusa “zona del trasvase”, de límites deletéreos.

Recurriendo al Centro Regional de Estadística de Murcia, para 2013, bajo la rúbrica “Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca” presenta un total de empleos de 57 600. Volvemos a plantear el mismo interrogante que antes: ¿cómo es posible que los empleos directos de la “zona del trasvase” sean superiores a la totalidad de los la agricultura murciana (secano y regadíos de la cuenca y del trasvase), ganadería, silvicultura y pesca? Otro golpe de fuelle para seguir inflando el perro.

En cuanto a sumar al Trasvase empleos de la “agroindustria”, la cosa no está clara. Las buenas técnicas estadísticas no permiten sumar empleos de los diferentes sectores; en otro caso, sumaríamos a las industrias conserveras los puestos de trabajo en las labores del campo, duplicando de esta manera los empleos de la región. Por otra parte,  acaso, durante décadas, ¿no han circulado flotas de camiones transportando productos agrícolas desde las vegas del Guadiana a las empresas conserveras o comercializadoras murcianas? ¿No se comercializan o envasan productos procedentes de otras regiones o países? Son preguntas que merecerían un análisis detallado, ante la sospecha del acúmulo de posibles trucos contables.

Cuarta mentira verdadera: la aportación al PIB regional de los riegos del Trasvase

También se presentan cifras acríticas por los interesados valorando la producción en más de 3000 millones de euros anuales. Por su parte, en el referido informe de la consultora PwC, referida a la misteriosa “zona del Trasvase” que comprende territorios en Murcia y Alicante, se presentan cifras para 2010 de 1286 millones de euros de contribución al PIB de forma directa, lo que viene a representar el 2,8% del PIB conjunto de Murcia y Alicante.

Por su parte, el Centro Regional de Estadística de Murcia, para la rúbrica citada anteriormente, da una cifra para 2014 de 1080 millones de euros. Recordemos que bajo dicha rúbrica se encuentra toda la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca de la región de Murcia. Su participación en el PIB total de Murcia es del 4%. La parte correspondiente a la zona del Trasvase será, en implacable lógica, bastante inferior a esta última cifra, quizá del 1-1,5% del PIB total.

Conclusión: ¿hay solución factible al problema de la guerra del agua?

Estamos hablando de un área máxima de 40 000 hectáreas regadas (o equivalente) a las que se aporta como media menos de 200 hm³ anuales de agua trasvasada. Parece poca cosa para que domine la política hidráulica nacional, que dispone de más de 3 millones de hectáreas regadas y emplea unos 25 000 hm³ anuales.

¿Cuánto le costaría al Estado quitarse de en medio el ya cansino problema? Se podría pensar que “muerto el perro del problema del Trasvase se acabó la rabia de la guerra del agua”. Resolver definitivamente el problema del agua en España podría llevarse a cabo mediante la compra de fincas de regadío en el área del Trasvase por un importe probablemente inferior a 1600 millones de euros. Esa cifra sería el valor de adquisición a precios de mercado suponiendo un coste de 40 000 euros por hectárea como máximo, lo que podría hacerse en varios ejercicios presupuestarios. ¿No se han llevado a cabo las “reconversiones” de las industrias navales, de la minería y siderúrgicas, problemas de mucho mayor gálibo? ¿No se han comprado fincas en la cabecera del Guadiana (Plan del Alto Guadiana) para resolver problemas de afección al Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y la sobreexplotación del acuífero de la Llanura Manchega? ¿No se ha presupuestado el Plan del Alto Guadiana en unos 5000 millones de euros (en épocas de vacas gordas presupuestarias)?¿Cuál sería el coste de soluciones alternativas tales como el trasvase del Ebro (si fuere factible, que no lo es) o  las desaladoras de la costa y sus elevaciones hasta las áreas de riego, todo ello valorado como coste para el  Estado (no para los beneficiarios)?

Otro ejercicio de valoración sería el de una hipotética recuperación mediante capitalización de los 200 hm³ anuales que se puede trasvasar como máximo a los riegos del Sureste. Para ello se puede partir de la tarifa actual que pagan los regantes del Trasvase: 0,10 €/m³. Suponiendo una capitalización en 25 años (en lugar de los 50 habituales de amortización en las obras públicas) y una tasa de descuento tan elevada como el 6%, nos daría una envolvente máxima de unos 300 millones de euros. Esta cifra sería el valor del agua como factor de producción.

La pérdida de  puestos de trabajo se trataría como se ha hecho en las otras reconversiones que ha habido en nuestro país, apoyándose en este caso en el prometedor sector turístico regional.

En síntesis: la guerra del agua originada por el fiasco del Trasvase Tajo-Segura se podría superar definitivamente comprando por el Estado un máximo de 40 000 hectáreas de regadío en la zona del trasvase, que pasarían a secano. El coste probablemente no superaría los 1600 millones de euros (sin contar ventas como secano), que podrían distribuirse entre varios ejercicios presupuestarios. Como acciones complementarias sería necesario efectuar el cierre hidrológico de la cuenca del Segura en cuanto a concesiones de agua, pasando al desarrollo del banco de agua regional, así como un plan de reconversión para los puestos de trabajo y un plan de búsqueda de nuevas zonas suministradoras de productos agrícolas para la comercialización por las industrias murcianas y alicantinas, que podrían proceder de regadíos existentes o nuevos en las cuencas del Tajo, Guadiana y Ebro, contribuyendo al desarrollo económico y social de regiones menos desarrolladas de forma sostenible. El Acueducto Tajo-Segura seguiría funcionando para complementar el abastecimiento de población tanto en el Sureste como en las cuencas de Guadiana y Júcar, así como para algunos riegos de carácter social bien justificados. También se constituiría una reserva adecuada para sequías severas en los embalses de la cabecera del Tajo, garantizando de esta manera los riegos sostenibles del Sureste. El agua trasvasada en media anual pasaría a ser de unos 100-200 hm³ en origen y para la totalidad de los usos fuera de la cuenca del Tajo lo que, por otra parte, aseguraría las sostenibilidad social y ambiental de dicha cuenca y el subsiguiente cumplimiento de la Directiva Marco del Agua europea.