El Trasvase Tajo-Segura es insostenible

Más allá de la alternancia de ciclos secos y húmedos, las series de aportaciones presentan grandes periodos de comportamiento diferenciado, que condicionan en la práctica la operación de los sistemas hídricos, si bien no es tenido en cuenta en la planificación (véase la entrada «Tendencias en la serie de precipitaciones del Retiro (Madrid)»). El Trasvase Tajo-Segura es un caso paradigmático en el que las condiciones de gestión del sistema difieren enormemente de las consideradas en su concepción. El Libro Blanco del Agua emplea la expresión «deficiente resultado que ha tenido la explotación». Obviando eufemismos, al comparar las expectativas vendidas al promoverlo con el resultado, se puede definir como «estrepitoso fiasco», aunque el lobby trasvasista pueda estar en desacuerdo con esta expresión ya que obtienen un beneficio económico y no sufren las consecuencias adversas del trasvase. Para poder valorar si el sistema es sostenible, a continuación se compara la evolución del recurso en la cabecera del Tajo con las extracciones oficiales hacia el Tajo y el Segura consignadas en la legislación del Memorándum.

Como punto de partida se consideran las tendencias de las aportaciones en Entrepeñas y Buendía dibujada en la entrada «Tendencia decreciente de las aportaciones de la cabecera del Tajo», obtenida como un ajuste lineal de la media móvil de 10 años de las aportaciones registradas en Entrepeñas y Buendía. A modo de recordatorio se repite la gráfica, advirtiéndose que cada punto del eje de abscisas representa un periodo de diez años, siendo el último punto ─2005-2015─ el más próximo a nuestros días:

Tendencias de las aportaciones de Entrepeñas y Buendía
Tendencias de las aportaciones de Entrepeñas y Buendía. Cada punto representa un decenio

Para valorar las extracciones se recurre al Real Decreto 773/2014, de 12 de septiembre, por el que se aprueban diversas normas reguladoras del trasvase por el acueducto Tajo-Segura. Las necesidades del Tajo se equiparan al mínimo desembalse de referencia (sin considerar la toma del Canal de Isabel II en Colmenar de Oreja), que suponen 365 hm³/año, aunque no garantizan los usos del Tajo (véase la entrada «Sobre el caudal en Aranjuez en verano de 2015»). Para cuantificar el trasvase se representan los volúmenes que se trasvasarían si estuvieran un año únicamente en un nivel, esto es: 240 hm³/año para el nivel 3 «excepcionalidad hidrológica» (12 meses x 20 hm³/mes), 456 hm³/mes para el nivel 2 (12 meses x 38 hm³/mes) y 600 hm³/año para el nivel 1 (máximo para el Segura). A efectos de esta comparativa no se ha tenido en cuenta el posible trasvase a la cuenca del Guadiana de 50 hm³/año (socorro a las Tablas de Daimiel y «abastecimiento de la llanura manchega»). La evaporación que se representa es de 50 hm³/año, que corresponde a un nivel bajo de llenado.

En la siguiente gráfica se superponen estas extracciones, representadas mediante barras horizontales coloreadas, sobre la gráfica de las tendencias de aportaciones en Entrepeñas y Buendía:

Comparación entre la acumulación de los desembalses de referencia más trasvases anuales correspondientes a los distintos niveles de las reglas de explotación definidos en el RD 773/2014, y las tendencias de las aportaciones registradas en Entrepeñas y Buendía.
Comparación entre la acumulación de los desembalses de referencia más trasvases anuales correspondientes a los distintos niveles de las reglas de explotación definidos en el RD 773/2014, y las tendencias de las aportaciones registradas en Entrepeñas y Buendía.

Conclusiones

Esta figura muestra varios aspectos que ilustran el comportamiento del trasvase, tanto del pasado como actual, como:

  • Desde la puesta del servicio del trasvase en 1980, la media de 10 años de los recursos siempre ha estado por debajo de la suma de evaporación, desembalses para el Tajo y el máximo trasvase. Unido a que la gestión ha estado enfocada a maximizar el trasvase, explica que en este tiempo no se haya recuperado el nivel de existencias que se tenía en octubre de 1980 (61% de la capacidad máxima).
  • Además, desde 1980, el recurso disponible es insuficiente para atender no ya el máximo trasvase, sino completamente el correspondiente al nivel 2. Esto se ha traducido en unos descensos de niveles en Entrepeñas y Buendía, provocando que se sitúen con frecuencia en situación de excepcionalidad o incluso emergencia. Para evitar estas situaciones, una condición necesaria, pero no suficiente, es que la línea correspondiente a «Evaporación + Desembalse de referencia + Trasvase nivel 2» estuviera fijada por debajo de la línea azul del recurso. Equivale a considerar que no se puede sacar más de lo que entra.
  • La tendencia es descendente, por lo que de continuar se estará cada vez más tiempo en situaciones de nivel 3, como en la actualidad.
  • Con anterioridad a la puesta en servicio del trasvase los recursos que se registraron eran superiores a la máxima detracción considerada en el RD 773/2014. Esta situación es utilizada por los modelos realizados por Francisco Cabezas ─en el pasado desde la Administración para la formulación de las reglas de explotación, y en la actualidad como asesor externo─ para sustentar un escenario legal ajeno a la realidad.

El futuro es incierto. Es posible que la tendencia decreciente actual se quiebre y se alcancen aportaciones similares a las tenidas en algún momento del pasado y se pueda dar una situación idílica en el que la presión ejercida por el trasvase pudiera ser asumida por la cuenca del Tajo. Pero esto pertenece al reino de los sueños, mientras que la gestión se ha de basar en la realidad, no en deseos. Máxime en un escenario en el que las previsiones de cambio climático aconsejan cautela. Además, hay que considerar que las demandas del Tajo susceptibles de ser atendidas con los recursos de Entrepeñas y Buendía son superiores a los desembalses de referencia, y aumentan con el tiempo.

En resumen, las presiones extractivas sobre la cabecera del Tajo, con tendencia ascendente, son superiores a las aportaciones, que además tienen tendencia decreciente. La situación es mala, con expectativas de empeorar. En este contexto, el Trasvase Tajo-Segura es insostenible. El Memorándum, además de un enjuague político, es un cierre en falso; resulta incumplible y causará (está causando ya) indignación en la cuenca del Tajo y frustración en la del Segura.