Ejemplo gráfico de la diferencia entre potencial turístico de Entrepeñas y su realidad

Lo llamaban el Mar de Castilla y era la ‘playa’ donde veraneaban muchos madrileños. Una zona de gran atractivo turístico, donde proliferaban los deportes acuáticos y era habitual ver a las familias paseando en sus barcos. Así estaba hace treinta años. Nada que ver con la imagen desoladora que presenta hoy. Los últimos trasvases han resucitado un paisaje semilunar. El barro se apodera de un embalse que se muere lentamente. Hay que recorrer cerca de un kilómetro para llegar hasta el agua y, donde antes veíamos barcos navegando, hoy vemos vecinos cruzando a pie un desierto de tierra. En el viaducto que unía las dos orillas apenas queda un hilo de agua, una ruina para los habitantes de una comarca que vivía del embalse. Hoy no ven futuro. Su población tiene que emigrar y la que se queda se enfrenta a la terrible paradoja de tener que abastecerse con camiones cisterna en época de sequía. Pueblos que ven pasar el agua delante de sus casas mientras se quedan sin ella. Desgraciadamente, cuando echan la vista atrás, para ellos cualquier tiempo pasado fue mejor.

(Copiado de «Denuncian la crítica situación que atraviesan los embalses de Buendía y Entrepeñas»; Informativos Telecinco, 27/03/2017─00:30. El enlace incluye un vídeo del reportaje)

Continuando la temática de anteriores entradas sobre la grave afección que la gestión del trasvase Tajo-Segura causa al desarrollo de la industria turística en el entorno de los embalses de Entrepeñas y Buendía, se muestra a continuación un par de fotogramas extraídos del reportaje «Denuncian la crítica situación que atraviesan los embalses de Buendía y Entrepeñas» emitido en Informativos Telecinco el 27/03/2017 a las 00:30:

Fotogramas extraídos del reportaje «<a title=

Es un ejemplo más que muestra la diferencia de la situación del embalse de Entrepeñas antes y después de la puesta en funcionamiento del trasvase Tajo-Segura. La pérdida de atractivo entre los dos fotogramas es evidente. Adviértase que en la imagen superior el embalse no se encuentra lleno (la «ceja» o superficie deforestada entre la lámina de agua y el inicio de la vegetación es significativa), pero aun así, posibilita la práctica de deportes náuticos.

Desde la puesta en marcha del trasvase Tajo-Segura, Entrepeñas y Buendía rara vez han superado el 40% de su capacidad, mientras que para mantener su atractivo turístico lo que tendría que ser raro es que bajaran de ese 40%, y que el nivel medio de llenado estuviera en torno al 60-70%. Pero esta situación no es consecuencia de la sequía, sino de la mala gestión, que intenta sacar más agua de los embalses de la cabecera del Tajo que la que les entra. Si realmente la cuenca del Tajo fuera prioritaria, la gestión de Entrepeñas y Buendía se realizaría buscando mantener una lámina de agua alta para favorecer los usos turístico y recreativo, reconocidos como tales en la legislación de aguas (véase «Trasvase y uso recreativo del Tajo»).

Pero para los responsables de la gestión del trasvase Tajo-Segura, este objetivo de mantener un nivel medio de llenado alto «debe en todo caso ponderarse, desde una perspectiva del interés general, con el importante perjuicio socioeconómico inducido en las áreas receptoras por un menor trasvase de agua, y en unos volúmenes que no se aplican ni benefician a ningún uso del Tajo, sino que se entregan a la atmósfera mediante la evaporación» (página 117 del documento «El sistema de cabecera del Tajo y el Trasvase Tajo-Segura» ─Francisco Cabezas, diciembre de 2013─, presentado como anejo técnico en la tramitación del «Real Decreto 773/2014, de 12 de septiembre, por el que se aprueban diversas normas reguladoras del trasvase por el acueducto Tajo-Segura»). Incluso lo intentan ridiculizar afirmando que se trata de mero «valor escénico o recreativo de los embalses» ignorando los efectos que tiene sobre la economía de los municipios ribereños,  demostrando una vez más su cortedad de miras, torpeza intelectual y desprecio absoluto a la cuenca del Tajo, sus gentes y su posibilidad de desarrollo. Urge que la Administración entienda lo que significa «prioridad de la cuenca cedente» y que se aplique; aunque no parece que estén por la labor.

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