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Sensacionalismo por la sequía. ¿Intereses encubiertos?

«La peor sequía desde 1694» es el título de la noticia aparecida en el diario La verdad (31/7/2016 en la edición impresa, 30/7/2016 en la versión web). Empieza el artículo con la frase «Los doce meses entre julio de 2011 y el verano de 2012 fueron los más secos en España de los últimos tres siglos, según un informe que analiza el crecimiento de los árboles». Tanto el titular como el inicio de la noticia refuerzan la idea de la existencia de una sequía que atenaza la agricultura murciana. Sin embargo, la lectura del estudio al que hace referencia la noticia da una idea distinta. ¿Ardid periodístico para vender periódicos? ¿concienciación sobre las penurias que sufren los regantes?

La noticia hace referencia al artículo «Tree-ring-based drought reconstruction in the Iberian Range (east of Spain) since 1694» (Tejedor, E., de Luis, M., Cuadrat, J.M. et al. Int J Biometeorol ─2016─ 60: 361. doi:10.1007/s00484-015-1033-7). Como se refleja en el propio título, el estudio pretende realizar una reconstrucción de los periodos de sequía históricos por medio del estudio de los anillos de los árboles (dendroclimatología) en el ámbito territorial del Sistema Ibérico. Este ámbito territorial es donde se produce la primera incongruencia de la noticia, que indica que «fueron los más secos de España», cuando el estudio aborda únicamente una parte del Sistema Ibérico.

El estudio realiza primeramente una correlación entre los datos de los crecimientos de los anillos de los árboles y el índice de precipitación estandarizado (SPI) de los 12 meses anteriores al mes de junio, para los años en los que se dispone de estos valores. Con el resultado de esta correlación, extrapola los resultados hacia atrás, permitiendo obtener una estimación del SPI desde 1694. De estos resultados, los autores identifican 36 años secos y 28 húmedos, dentro de un periodo de 318 años considerado. Los resultados que se muestran indican que el año 2012 es el que tiene un SPI más bajo, lo que ya da pie al titular de «La peor sequía desde 1694».

Sin embargo, en el propio estudio se indica que 2011 tiene un valor del indicador SPI de los más altos de la serie. Es decir, en 2012 el valor del SPI de julio de los 12 meses anteriores es el más bajo de la serie, pero un año antes era de los más húmedos. Por tanto, no se puede concluir que sea la peor sequía desde 1694, cuando las sequías en España se caracterizan por su duración plurianual.

En el artículo se reflejan la distribución de periodos de sequía de 11 años y su distribución en el tiempo, que no es homogénea, observándose que la serie reconstruida de SPI presenta oscilaciones. Este aspecto no se recoge en la noticia, pero es de vital importancia. En el fondo muestra que las series temporales de precipitación no son estacionarias, produciéndose cambios significativos de las medias según los periodos (amplios) que se consideren. O dicho en otras palabras, los recursos hídricos están variando con el tiempo, lo que debería aconsejar que su utilización se adaptara a esa variabilidad. Sin embargo, se opta por lo contrario: considerar que los años de abundancia son los normales y, en el resto, echar la culpa al clima de que no llueve lo que se esperaba, y solicitar las compensaciones oportunas de la Administración.

En el fondo, el alarmismo de la sequía vende. Es la excusa en la que se basa la mala gestión. Y sobre la que se pide posteriormente la adopción de medidas excepcionales a favor del regadío con cargo al presupuesto público.

 

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