Inviabilidad de grandes trasvases peninsulares

El Agitprop trasvasista está revolucionado buscando nuevos grandes trasvases. De la parte alta del Ebro, del alto Duero o del Tajo medio. En los estudios que acompañaron al Plan Hidrológico Nacional se descartaron estas soluciones, aun considerando en los balances las aportaciones anteriores a 1980. Pero sin necesidad de realizar grandes estudios o cálculos, se puede razonar con la simple observación del mapa de «Precipitación media para la Península Ibérica e Islas Baleares (1971-2000)» (página 67 del «Atlas climatológico Ibérico», AEMET 2012), que se reproduce a continuación con la superposición de las divisorias de demarcaciones obtenidas del geoportal del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA):

«Precipitación media para la Península Ibérica e Islas Baleares (1971-2000)» (página 67 del «Atlas climátológico Ibérico», AEMET 2012), con la superposición de las divisorias de demarcaciones obtenidas del portal cartográfico del MAGRAMA
«Precipitación media para la Península Ibérica e Islas Baleares (1971-2000)» (página 67 del «Atlas climátológico Ibérico», AEMET 2012), con la superposición de las divisorias de demarcaciones obtenidas del portal cartográfico del MAGRAMA

El trasvase del Tajo-Segura se nutre principalmente de las aportaciones de los montes universales, detrayéndolas de su cauce natural ─río Tajo─, y que han sido insuficientes para calmar el ansia del lobby trasvasista. Para compensarlo, lo que plantean es apoderarse también de las aportaciones de los picos de Urbión y de la Sierra de la Demanda, dejando a la cabecera del Duero en una situación similar a la cabecera del Tajo. Además proponen captar recursos dela cabecera del Ebro.

Pero como se puede observar, en las cuencas del Tajo, Duero y Ebro las precipitaciones medias no son muy abundantes, dependiendo en gran parte de las recibidas en las cabeceras de los ríos o sus afluentes. Por tanto, detraer recursos de la cabecera supone una presión muy grave, como se podría constatar en el caso del Tajo si se realizaran y vieran la luz los estudios y análisis, que sistemáticamente son vetados por el lobby de regantes del trasvase en complicidad con la Administración (por ejemplo, los estudios censurados anteriores a los planes del Tajo de 1998 y 2014).

A esta característica de la falta de lluvias hay que superponer el efecto de la evaporación. En la siguiente figura se muestra un mapa de la evaporación media en España publicado por el IGN, al que también se le superponen las divisorias de demarcaciones obtenidas del geoportal del MAGRAMA:

«Evaporación media anual» (IGN), con la superposición de las divisorias de demarcaciones obtenidas del portal cartográfico del MAGRAMA
«Evaporación media anual» (IGN), con la superposición de las divisorias de demarcaciones obtenidas del portal cartográfico del MAGRAMA

Se observa cómo en las tres cuencas (Ebro, Duero y Tajo) la evaporación media anual es muy superior a la precipitación media anual. Por tanto, las aportaciones o escorrentías que se producen con estas precipitaciones también es reducido. El cálculo de la escorrentía producida a partir de la precipitación es complejo, en el que intervienen múltiples variables (distribución de la precipitación, edafología, vegetación, geología, insolación, etc.). En la planificación hidrológica española se han recurrido a modelos de precipitación-escorrentía para poder calcular las aportaciones en régimen natural, habiéndose adoptado de manera general el modelo semidistrubuido SIMPA. Pero de una forma simplificada, diversos autores han establecido fórmulas o leyes empíricas que estiman la aportación anual a partir de la precipitación y la evapotranspiración potencial (ETP). En la figura siguiente se muestra la representación gráfica de dos de estas leyes (Turc-Pike y Budyko) en términos relativos (porcentaje de la aportación o respecto a la precipitación en función del porcentaje de la precipitación respecto a la ETP):

Representación gráfica de las leyes de Turc-Pike y Budyko
Representación gráfica de las leyes de Turc-Pike y Budyko

No se pretende en estas líneas utilizar estas fórmulas para cuantificar los recursos, pero sí reflexionar sobre dos aspectos importantes: para el rango medio de las precipitaciones que se tienen en las cuencas del Ebro, Duero y Tajo (del orden de la mitad de la ETP) la relación Aportación/Precipitación es baja; y que una variación en el porcentaje de precipitación supone un porcentaje mayor de disminución de la aportación. Y a la inversa, un aumento de la precipitación respecto a la media, supone un incremento de la aportación respecto a la media superior al registrado en las precipitaciones. Este razonamiento explica el efecto de la reducción de aportaciones en la cabecera del Tajo, sin necesidad de recurrir a teorías consparinoicas antitrasvasistas como parece insinuar el lobby de regantes del trasvase.

La relación entre precipitación y ETP se refleja en los índices de aridez. En la figura siguiente se copia el mapa de aridez facilitado por el MAGRAMA, con la superposición de las divisorias de las demarcaciones obtenidas de su geoportal:

Mapa de ARidez (MAGRAMA) con superposición de los límites de las demaracaciones hidrográficas (geoportal del MAGRAMA)
Mapa de Aridez (MAGRAMA) con superposición de los límites de las demarcaciones hidrográficas (geoportal del MAGRAMA)

Se puede ver cómo en las cuencas del Ebro, Duero y Tajo predominan los terrenos semiáridos, lo que por sí sólo desmonta el discurso de trasvasar «de donde sobra a donde falta» o «desde la España húmeda a la seca». La planificación hidrológica en estas cuencas ha de ser extremadamente cautelosa, para evitar la sobreexplotación que ponga en peligro los ecosistemas asociados y permita la atención sostenible de los usos. Sin embargo, la presión trasvasista quiere (o exige) esquilmar los recursos relativamente abundantes en sus cabeceras para beneficiar los intereses económicos del lobby. Para ello imploran un pacto de Estado sobre el agua, con discurso demagógico totalmente ajeno a la realidad. El trasvase del Tajo-Segura ha fracasado. Pero puesto que el grueso del coste es asumido por la sociedad, el Estado y los ecosistemas de la cuenca cedente, en vez de analizar las causas y asumir las consecuencias, pretenden extender el desastre a otras cuencas.

 

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