Los jóvenes profesionales y el mundo del agua

Gregorio Villegas en la entrada «Una encrucijada actual: qué hacer con la joven generación de titulados superiores en el campo del agua» del blog www.acuademia.com nos presenta una miscelánea o batiburrillo de problemas relacionadas con las jóvenes generaciones, el medio ambiente, el paro provocado por la Gran Recesión (2008) de la que todavía no hemos salido, las burbujas financieras y de las infraestructuras, la formación de los nuevos profesionales, Ortega, Hegel, Beck, y demás caterva. Para remate nos sale con los super-profesionales, lo que suena a super-elitista. Sin embargo, en contra de lo que parecía en un principio el propósito de su entrada, no toca demasiado el campo del agua, acerca del cual se deja cosas importantes en el tintero. A corregir estos olvidos vamos.

  • Las expectativas causadas por la Directiva Marco del Agua (DMA) ocasionaron un incremento de la oferta educativa asociada a los aspectos ambientales de la gestión del agua, con una demanda urgente de profesionales preparados. Sin embargo, la crisis económica ha evidenciado la «superficialidad» por la preocupación ambiental y los presupuestos en materia de aguas, en lugar de incrementarse por la aplicación de la DMA, se han visto fuertemente reducidos. Esto ha provocado el estancamiento profesional de un sector, con jóvenes con formación específica sin salida profesional para el sector que se han preparado. Y como para muestra basta un botón, en la última reorganización del gobierno autónomo murciano se han separado en dos consejerías diferentes los temas del agua y del medio ambiente. Es decir: en Murcia tienen poca relación (si es que la tienen) el agua y el medio ambiente. ¡Qué cosas les estamos enseñando a los jóvenes titulados!
  • Existe una manifiesta falta de aprecio por el conocimiento técnico, tanto a nivel de la Administración como de las empresas. En los negocios ligados al agua prima el corto plazo (miopía). Se priorizan perfiles profesionales con formación jurídica o empresarial frente a perfiles técnicos. La ingeniería pasa a tener apellidos: financiera, contable,… Cada vez más se exige que el joven venga ya con una formación muy alta.
  • También se constata una auténtica obsesión (cuando no dogmatización) por la fijación de procedimientos. En principio es el de fijar una buena práctica para contribuir a la consecución de los objetivos de las políticas de calidad. Pero llevado al extremo, cosa por desgracia frecuente, conduce a sustituir trabajo técnico por tareas mecanizadas con pérdida de tiempo y energía y pérdida de visión de lo sustantivo. Un buen equilibrio en estas tareas es necesario. Es decir: que la componente procedimental no limite la visión del profesional. O dicho en román paladino, que su trabajo no se vea reducido a completar checklists.

Pido disculpas por adelantado a Gregorio Villegas por meterme en su campo, pero pienso que los comentarios que hemos intentado añadir con este escrito no entran a contradecir el suyo y, sin falsa modestia, lo completan, compiten, reducen, modifican, enmiendan, mejoran, superan… el suyo. Pero me ha molestado que Gregorio, tan serio, leído y campanudo no dedique ni una solo línea a los problemas añadidos que se presentan para las mujeres profesionales que toman la equivocada decisión de adentrarse en el mundo de las aguas estancadas. He dicho.

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