Caudales ecológicos en el Tajo. ¿Sí pero no?

Con meses de retraso, en parte justificado por las condiciones de trabajo en pandemia, se ha iniciado la consulta del borrador de los planes hidrológicos. Escenificada mediante un acto en el ministerio de la cosa a las 12 horas del pasado lunes 21 de junio. Con intervenciones de la propia Ministra y del Director General del Agua que se ciñeron a la corrección política de repetir lo que les suena bonito de las leyes ambientales y pintar un cuadro de cómo les gustaría ver el panorama, no de lo que realmente se puede conseguir de los planes. Le siguió una mesa redonda de expertos tan insulsa como los discursos precedentes. ¿De que iban a debatir si todavía no se habían dado a conocer los borradores de los planes? Así que se tuvo lo habitual de estos saraos, una sucesión de circunloquios a mayor gloria de cada ponente.

Tras la figuración mañanera, por la tarde empezaron las diferentes confederaciones hidrográficas a liberar los borradores de los planes en su respectivas web. Con especial interés en cómo iban a ser los caudales ecológicos en el río Tajo. En los días anteriores se había filtrado a la prensa que tras una negociación con la Comunidad Valenciana se implantarían en cómodos plazos, lo que se confirma al ver la propuesta:

¿Cuál es el motivo de este aplazamiento ─otro más─ en implantar los caudales ecológicos en el río Tajo? En el anejo correspondiente del borrador del plan no se hace ninguna referencia a que se haga de manera escalonada por algún motivo que beneficie al Tajo. Sólo se facilita el valor final:

Pudiera pensarse que las explicaciones las diera la Ministra, aprovechando su sermón del lunes. Una palabrería con mucha resiliencia, su vocablo de moda. Resiliencia para arriba, resiliencia para abajo, para que el Tajo acabe de nuevo re-silenciado. Así, ante la ausencia de explicaciones oficiales tenemos que dar por bueno que este nuevo retraso en aplicar los caudales ecológicos en el Tajo ─y por tanto también en el cumplimiento de las Sentencias del Tribunal Supremo─ ha sido negociado con la Comunidad Valenciana (La Generalitat confirma que negocia un caudal que permita salvar el Trasvase; La Verdad, 20/6/2021).

De nuevo, como ya ocurriera hace 8 años con el entonces presidente de la Región de Murcia presumiendo en su Asamblea Regional de haber evitado que se implantara el caudal ecológico en el río Tajo ─véase la entrada Sobre «El Informe de la Comisión de Peticiones de la UE desde la óptica de un usuario de agua»─, una Comunidad Autónoma de fuera de la cuenca del Tajo impide que se aplique la legislación de aguas en la cuenca del Tajo. Anteponiendo el interés particular de unos privilegiados aguatenientes al interés general. Ni la Región de Murcia ni la Comunidad Valenciana pertenecen a la cuenca del Tajo ni están representadas en sus órganos de gobierno ni tienen competencias sobre la planificación hidrológica del Tajo. Pero la primera en 2013 y la segunda ahora evitan que se implanten los caudales ecológicos en el río Tajo.

Una situación deleznable, que muestra el escaso respeto de las Administraciones Públicas por el medio ambiente, que se queda relegado a discursos poéticos. Pero cuando hay que adoptar medidas para protegerlo, como es el caso del Tajo, conspiran para evitar que se implanten bien las medidas e intentar de esta manera agasajar a los todopoderosos señores de las lechugas.

Podría pensarse que, como mal menor, hay una fecha para que se implante el caudal ecológico. Pero ¿qué posibilidades hay de que se apruebe así? Si los propios que han acordado esa fecha ya están avisando de que no les gusta e intentarán evitarla (Puig valora el nuevo caudal del Tajo-Segura aunque promete intentar rebajarlo más, levante-emv.com, 22/6/2021; Mollà ─consellera de Transición Ecológica de la Comunidad Valenciana─ ve “aceptable” el nuevo caudal ecológico del Tajo-Segura si no aumenta en 2026, Valencia Plaza, 22/6/2021). A lo que se une el esperado despliegue de impostada indignación e histeria del lobby del Trasvase y sus acólitos, que ya amenazan con tomar las calles y denunciar hasta al apuntador.

El caso es que conforme va avanzando la tramitación del nuevo plan del Tajo, mientras se le adorna de pompa dialéctica, se va limando y reduciendo la propuesta de los caudales ecológicos. Lejos quedan ya los caudales que se aprobaron en el ETI de 2010. Todavía restan varias pasadas de cuchilla para que al final lo que se apruebe sea más parecido a un chiste muy “resiliente” que a una mínima protección del Tajo. Una implantación de caudales ecológicos en el río Tajo que recuerda a la famosa escena de la película Una noche en la ópera, de los Hermanos Marx.

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