Una verdad desagradable asoma: no hay agua en la cabecera del Tajo para el Trasvase Tajo Segura

El gráfico que figura a continuación procede del diario La Verdad, de Murcia, del 7 de agosto de 2020. Viene a ser el funeral ─con misa cantada─ del Trasvase Tajo-Segura ante la falta de agua en la cabecera del Tajo. En el diario que defiende a ultranza el Trasvase se confiesa que, en el periodo de los años hidrológicos más recientes, 2010-11 a 2018-19, las aportaciones a los embalses de Entrepeñas y Buendía fue de tan solo 634 hm³ de media anual, frente a los 1400 hm³/año que se consideraban en el «Anteproyecto General del Aprovechamiento Conjunto de los Recursos Hidráulicos del Centro y Sureste de España. Complejo Tajo-Segura», de noviembre de 1967, que constituye el «documento fundacional» del Trasvase.

Aportaciones a los embalses de la cabecera del Tajo. Diario La Verdad de 7 de agosto de 2020. Procedente de un informe de Aquatec para el SCRATS.

¿Cómo se ha podido producir tamaña «desviación», caso notable (¿o no?) en la política hidráulica española? Habrá que revisar los supuestos de partida. Lo haremos brevemente.

En el Anteproyecto de 1967 antes citado, los autores, José María Martín Mendiluce y José María Pliego, ingenieros del Centro de Estudios Hidrográficos, exponían que las aportaciones a los embalses de Entrepeñas y Buendía desde principios del siglo XX ascendían a unos 1400 hm³ anuales como media. De los cuales se podían “regular a priori» unos 1200 hm³ anuales, 1000 con destino al Trasvase y el resto para satisfacer las demandas de la cuenca del Tajo junto con los sobrantes no regulados. Ahora vemos que estos cálculos han resultado «un cuento de hadas».

Algo debían sospechar los parlamentarios que intervinieron en la Ley 21/1971 del Trasvase, para limitar «en una primera fase» los trasvases a 600 hm³/año. La segunda fase ni está, ni se espera. Pero aun dicha cifra ha resultado muy exagerada, pues en los 40 años de funcionamiento del Trasvase solo se ha podido trasvasar una media de unos 300 hm³/año en destino, con tendencia a la baja.

Se cuenta ya con un amplio repertorio de modelos de simulación y estudios sobre el aprovechamiento de los recursos de la cabecera del Tajo: los procedentes de la Confederación del Tajo para el Plan Hidrológico de la cuenca; los del Centro de Estudios Hidrográficos (CEDEX) por distintos motivos; los de Francisco Cabezas, del Instituto Euromediterráneo del Agua, afín al Cedex; los de los Hermanos Garrote, para la Confederación del Segura y el SCRATS; el reciente informe de la firma Aquatec para el propio Sindicato de Regantes del Trasvase.

Como no resulta difícil de prever, cuando los modelos utilizan los mismos datos de entrada (la serie histórica «oficial» de aportaciones), así como supuestos razonables de evaporación y salidas para los usos de la cuenca del Tajo (prioritarios según ley), los resultados convergen. Las únicas diferencias se producen cuando se retuercen los supuestos de las simulaciones con hipótesis imaginarias para hacerles confesar lo que se desea: trasvasar al Sureste recursos que no existen (agua de ordenador).

¿Cómo pudieron cometer errores «estratégicos» tan grandes los ingenieros Mendiluce y Pliego, considerados como buenos profesionales? Es difícil dar una explicación satisfactoria, pero resulta indudable que los malos resultados están a la vista. Más positivo que entrar a discutir datos del pasado y errores (que ya son inamovibles) es pasar a exponer unas reflexiones que puedan constituir enseñanzas para el futuro.

PRIMERA. No podemos engañar a la naturaleza imponiendo nuestros deseos. España es un país en el que llueve poco y se piensa menos (recordando a Joaquín Costa). Hay que tener la humildad de aceptar lo racional (según Hegel, lo racional es lo que tiene medida y término).

SEGUNDA. No podemos soslayar los datos reales de observaciones con razonamientos seudotécnicos y referencias cuasi mágicas (cocina). En la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid durante muchas promociones se enseñaba hidráulica y obras hidráulicas, pero no hidrología y recursos hídricos, con lo que han salido promociones de ingenieros «mágico‑hidráulicos». Por ejemplo, ante la falta de agua en las dos primeras décadas de funcionamiento del Trasvase, se recurría a explicaciones por medio de sequías «faraónicas», exponiendo juicios de autoridad acerca de que en el Nilo se producían sequías de más de medio siglo de duración, recurso teatral de «deus ex machina».

TERCERA. No se pueden soslayar los efectos del cambio climático, en el camino negacionista de los terraplanistas. La especialización no puede conducir a la barbarie.

CUARTA. No fue una buena idea hacer un gran Trasvase desde la cabecera de un gran río, transfiriendo más del 80% de los recursos regulados.

QUINTA Y ÚLTIMA. El mayor reproche que podemos hacer a Mendiluce y Pliego consiste en su ceguera para expoliar un río cerca de su nacimiento con destino a producir lechugas y tomates en el Sureste, sin caer en la cuenta de que la cuenca del Tajo alberga las conurbaciones de Madrid y Lisboa, las dos capitales de la península ibérica, grandes centros urbanos, industriales, de servicios y de finanzas, con necesidades (no ceñidas a una época concreta) de salud, higiene, confort, deportivas, recreativas, económicas, sociales, ambientales, éticas, etc., etc. Tal olvido constituye una actuación profesional inaceptable.

COLOFÓN. En un programa de RTVE La Clave, en 1980, se enfrentaron José María Gil Egea, comisario central de Aguas del Ministerio de Obras Públicas, murciano y defensor del Trasvase, con Manuel Díaz-Marta, ingeniero y senador por Toledo, opuesto al mismo. En el calor del debate, Gil Egea recurría como argumento a su favor, a dar las cifras de la aportación del Tajo junto a la frontera portuguesa, a más de 400 km ayuso del punto de toma del Trasvase. Se trata de los falaces argumentos inaceptables a los que se recurría para defender lo indefendible en tiempos de la dictadura. Esperemos que, próximamente, cuando haya que fijar un caudal ecológico en el tramo medio del Tajo, demandado por 5 sentencias del Tribunal Supremo, a suministrar desde la cabecera del Tajo en detrimento del Trasvase, la cuestión se circunscriba a la normativa establecida y a la visión técnico/ambiental, pero no a trabajos falaces encargados a profesionales con escasa visión de la ética pública, al servicio de intereses espurios privados meramente pecuniarios.

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