Memoria frágil con la situación del Tajo

En febrero la situación del Tajo era más que alarmante. De continuar la tendencia se habría llegado a una situación caótica en el verano, reconocida por la propia Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT). Se preveía el vaciado total de la cabecera del Tajo y fallos múltiples en todos los sistemas de explotación. Las reservas en la cuenca estaban muy bajas ─especialmente preocupante al ser el mes de febrero─. Una imagen subida a las redes sociales nos muestra a las mentes pensantes de la CHT reunidas para estudiar las medidas a aplicar, con un lenguaje corporal que refleja impotencia e incluso incapacidad para afrontar una situación delicada. Recordemos que son los autores/responsables del borrador de Plan Especial de Sequías presentado en diciembre pasado, con varios fallos muy graves, algunos puesto de manifiesto en entradas anteriores. Afortunadamente, los meses de marzo y abril han traído abundantes precipitaciones, lo que ha permitido una recuperación general de la cuenca. También parece que estas lluvias han lavado las memorias. Los mensajes oficiales pasan a presumir de embalses llenos, y se cambian los rostros apesadumbrados por bucólicas imágenes de placenteras excursiones a las maravillas que ofrece la cuenca. ¡Uf!, de ésta nos hemos salvado, pero, ¿y de la próxima?

La cabecera del Tajo, en menos de dos meses ha tenido una «recuperación» espectacular. Ya se puede trasvasar, que es lo que importa. Se alcanza el nivel 2, por lo que se aumenta el volumen de trasvase. Se va a superar la media de llenado de los cinco años anteriores … que apenas supera el 25% de la capacidad de los embalses. Nada de hacer una revisión de la gestión para evitar que se vuelva a traspasar el límite. Eso no toca. Ahora, a intentar trasvasar lo máximo del Tajo … mientras se pueda pues, paradójicamente, la cabecera del Tajo está condenada a estar en situación de excepcionalidad hidrológica de manera habitual. Pero no preocupa. Tampoco que la «boyante» situación actual sea insuficiente para el desarrollo de las actividades económicas ligadas al turismo del agua en los municipios ribereños, o que sus perspectivas de futuro sean  pésimas. A fin de cuentas, si se consigue que toda la población de estos municipios emigre, ya no habrá quien se preocupe.

Pasado el agobio, lo mejor es no acordarse, borrarlo de la memoria. Y no mirar ni afrontar los problemas existentes. Cuando en el futuro vuelva a  alcanzarse una situación límite, seguirá estando la salida de culpar a la sequía ─real o impostada─.

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