De la equidistancia periodística entre perjudicados y beneficiados por el trasvase Tajo-Segura

El sábado 25/11/2017 se publicó en El País el reportaje, «El Tajo agoniza» que en su versión online, además de una cuidada presentación por capítulos, incluye una serie de vídeos ilustrativos del estado del río. Es de agradecer que un importante medio de difusión nacional dedique un espacio relevante a tratar de los problemas del agua, en concreto del río Tajo. Un reportaje que aborda distintos aspectos o presiones que sufre el río Tajo pero que, por la forma que tiene de tratar la situación de los embalses de cabecera, está enfocado a justificar y mantener la posición dominante del lobby del trasvase Tajo-Segura.

La situación de estos embalses se aborda en el primer capítulo, «El Tajo seco. Grietas donde antes había agua». Presenta como subtítulo: «Los embalses de la cabecera están vacíos, el turismo de la zona se resiente, muchos negocios languidecen y los lugareños, más allá de la sequía, culpan al trasvase». En esta frase, aunque aparezcan juntos los conceptos, no se establece una relación entre el trasvase Tajo-Segura y el deterioro económico de los ribereños; simplemente se desliza, a modo de rumor, que «los lugareños» culpan.

Continua el artículo magnificando la sequía, calificándola como la peor en dos décadas, que lo justifica por un enlace a un artículo anterior (mes de junio) de uno de los autores, cuyo título («España afronta el verano con el nivel de agua embalsada más bajo desde 1995») deja claro que la base de la afirmación es el nivel de llenado de los embalses. Se ha de llamar la atención que el referido artículo es de antes del verano, habiendo bajado más la reserva durante el verano. Pero, ¿ha habido alguna medida efectiva para minimizar el descenso? No. La propia ministra del MAPAMA presume en cuanto tiene ocasión de no haberlo hecho, con aumento de la producción. No es que estemos en la peor sequía en veinte años, sino que estamos peor preparados para afrontar un periodo seco que en los últimos veinte años.

Se hace una alusión posterior a la diferencia de caudal entre el Tajo y el Jarama en su unión. Pero los autores del artículo no mencionan que el caudal mínimo, que no ecológico, es de 6 m³/s en el Tajo por Aranjuez, pero que a su vez la legislación derivada del Memorándum limita los desembalses desde Bolarque hacia el Tajo a los «desembalses de referencia», cuya cuantía está establecida limitando el caudal circulante en el Tajo por Aranjuez a 6 m³/s. Es decir, hay un impedimento legal a aumentar el caudal del Tajo, consecuencia directa del trasvase Tajo-Segura, pero esto no es mencionado en el artículo.

Identifica erróneamente las grietas del fondo vacío del embalse de Entrepeñas con el lecho del río a su entrada. Se llama «fotografía desoladora de la sequía», cuando lo que refleja es una mala gestión, que ha vaciado unos embalses hiperanuales. Para dar más dramatismo da la media de llenado de los embalses en España (37%) y en el Tajo (39%). En este porcentaje del Tajo, tiene un peso importante, por su capacidad de embalse, Entrepeñas y Buendía, siendo el nivel de llenado medio del resto de los embalses de la cuenca del Tajo del 48%, pero este dato no se da. También, si miramos el histórico, el llenado medio de Entrepeñas es del 36%, cuando antes de que empezará la explotación del Trasvase (proceso de llenado incluido), su media era del 65%. El problema de Entrepeñas no es tanto que esté ahora al 9%, sino que desde que está operativo el trasvase Tajo-Segura se ha movido en niveles bajos. En Buendía los porcentajes son menores. 

Se prosigue recordando tiempos del NO-DO para describir el despegar de la industria turística de los municipios ribereños antes de la puesta en servicio del Trasvase; algo pasado, de otra época. Momento en el que aparece otro gran despropósito: «el descenso gradual de las lluvias a partir de los noventa, unido al incesante crecimiento de la población en la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha, que se abastece de recursos de esa cabecera, acabó definitivamente con los tiempos de bonanza», mientras reincide que culpabilizar al Trasvase de los males de la comarca es una percepción de los ribereños. Lo cierto es que los recursos destinados al abastecimiento de la cuenca del Tajo desde Entrepeñas y Buendía son mínimos. El crecimiento de la población de Madrid y Castilla-La Mancha tendría que haber sido una bendición para la zona, pues es el cliente potencial de la industria turística. Por otra parte, atendiendo al principio de la prioridad de la cuenca cedente por el cual sólo se pueden trasvasar excedentes, el descenso de aportaciones se puede utilizar para argumentar la reducción de estos excedentes, pero no afecciones a la cuenca del Tajo. Puesto que se producen estas afecciones, lo que se ha estado trasvasando no son realmente excedentes, aunque se les haya dado esa connotación legal.

Refuerza esta línea trayendo a colación las declaraciones de un alcalde de la zona que limita a hace 15 ó 20 años el inicio de la degradación de la zona. Pero la percepción de una persona, aunque sea alcalde de un pueblo, no significa que ésa sea la realidad. Como se ha comentado antes, el llenado medio de Entrepeñas ha sido del 36% desde 1980 (del 29% entre Entrepeñas y Buendía), no desde hace 15 o 20 años. En estas condiciones, el atractivo turístico ligado a los embalses decrece. Puntualmente, en los momentos en los que Entrepeñas superó el 60%, se reflejó en un incremento de actividad, que no se pudo mantener al bajar los niveles rápidamente en los años siguientes. Muchos negocios intentaron mantenerse, aunque sea en modo de subsistencia, pero la realidad se está imponiendo desde hace décadas.

Hay una relación directa entre la gestión del trasvase Tajo-Segura y la situación de Entrepeñas y Buendía, comprobable, que deja en evidencia las afirmaciones reiteradas de los autores de que no son más que percepciones o impresiones de los lugareños. Por el trasvase Tajo-Segura se han llevado más de cinco veces la capacidad de embalse conjunta de Entrepeñas y Buendía. Realizado de una forma completamente irracional, intentando sacar más de lo que entra, lo que lleva al vaciado de los embalses. En la entrada El Trasvase Tajo-Segura es insostenible reflejamos como la suma de los desembalses de referencia para el Tajo (365 hm³/año + 60 hm³/año posibles para el Canal de Isabel II) más lo que se pretende sacar por el Trasvase en situación de normalidad (456 hm³/año; en total 821 hm³/año + 60 hm³/año posibles + evaporación) es superior a las entradas medias en Entrepeñas y Buendía desde 1980 (760 hm³/año), lo que explica la entrada frecuente en situación de excepcionalidad o incluso en emergencia, como la situación actual. La sequía no es la causante, sino que es el momento en el que se ponen en evidencia las consecuencias de la sobreexplotación por la mala gestión.

Para rematar el despropósito, se loan los beneficios que da el trasvase Tajo-Segura al Levante, aportando datos del estudio que el SCRATS encargó a PwC. Ignoran que la cuenca del Tajo es prioritaria. Esto significa que la situación del Tajo sólo se tiene que explicar con los datos del Tajo, independientemente de los supuestos beneficios que un lobby de regantes dice obtener gracias al agua trasvasada. Sacar a colación estos supuestos beneficios para justificar la penosa situación actual es un reconocimiento implícito de que lo que se está trasvasando no son excedentes; que el Trasvase está suponiendo daños graves a la cuenca del Tajo, especialmente a los vecinos de los municipios ribereños actuales y a los que han tenido que emigrar ante la inviabilidad de sus negocios.

Bajo la apariencia de un reportaje en defensa del Tajo, se justifica la gestión actual del trasvase Tajo-Segura. Con estos defensores el Tajo no necesita enemigos. Es una tendencia de los distintos medios periodísticos nacionales de buscar una equidistancia entre la cuenca del Tajo y los beneficiarios del trasvase Tajo-Segura; entre sobrexplotados y sobreexplotadores. Los reportajes, con tintes sensacionalistas, se ensañan en el morbo, el dramatismo, el terreno cuarteado, los embalses secos, etc. Pero se evita a toda costa establecer una relación causa-efecto entre la gestión del trasvase Tajo-Segura y la situación actual. La pertinaz, sequía, el cambio climático o, como en el caso de este artículo, el resto de usos de la cuenca del Tajo son los causantes de que Entrepeñas y Buendía estén vacíos. Pero ninguna mención a la injusticia de la situación y de la necesidad de afrontar de inmediato un cambio drástico de la gestión del Trasvase. Puede que sea convencimiento de los periodistas; o tal vez que el peso de los periódicos que se dejarían de vender en el Levante supere a la búsqueda de la verdad.

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