Entre La Verdad y el chisme ministerial

«Un directivo a las órdenes del Ministerio de Medio Ambiente –y no ha sido el único– se preguntó ayer dónde se mete el agua que está cayendo con abundancia en la zona centro del país, al mostrar su extrañeza por el hecho de que la cabecera del Tajo apenas incremente sus reservas. En las dos últimas semanas, las existencias solo han crecido en 6 hectómetros. Hay que contar las demandas, pero el acopio es insignificante. Francisco Cabezas advirtió hace años en el Libro Blanco del Agua sobre el llamado ‘Efecto 80’, con motivo del desplome de las precipitaciones en zonas ‘seleccionadas’ de la península. La cabecera ha pasado por situaciones peores, lo cual no es ningún consuelo.»

(Extraído de «¿Dónde se mete el agua? Crecen los interrogantes por las escasas reservas de la cabecera del Tajo, pese a las lluvias», artículo de Manuel Buitrago publicado en La Verdad el 1 de diciembre de 2016)

Tristemente, es verosímil que los máximos responsables de la gestión del agua cuestionen dónde se mete el agua en la cabecera del Tajo; es coherente con la línea seguida en los últimos años de desprecio del conocimiento técnico y seguidismo de los intereses del lobby. Asimismo, tampoco extraña que «La Verdad» se haga eco de chismes, o incluso los amplifique, si con ello logra enardecer a su audiencia y emponzoñar al Tajo. Aunque baste la mera observación de la información publicada por AEMET, unido a un mínimo de conocimiento del ciclo del agua ─a nivel de colegio─, para desmontarlos y encontrar una explicación sencilla alejada de teorías conspiranoicas.

Gráficos de precipiación acumulada y ETo desde el 1 de septiembre de 2016, y % de la humedad del suelo sobre la capacidad máxima, copiados del Boletín decenal de Balance hídrico nacional del 20 de noviembre de AEMET (boletín 32/2016)
Gráficos de precipitación acumulada y ETo desde el 1 de septiembre de 2016, y % de la humedad del suelo sobre la capacidad máxima, copiados del Boletín decenal de Balance hídrico nacional del 20 de noviembre de AEMET (boletín 32/2016)

Las lluvias registradas desde el 1 de septiembre en la cabecera del Tajo han estado por debajo de los valores medios, según se recoge en el boletín del balance hídrico 32/2016 de AEMET. También se aprecia como el porcentaje de humedad del suelo sobre la capacidad máxima es bajo, con repercusión directa en la escorrentía superficial. Y la evaporación potencial, sin alcanzar los valores del verano, ha de ser tenida en cuenta. Es decir, en lo que se lleva de otoño, en la cabecera del Tajo no está «cayendo el agua con abundancia» como indica el periodista haciendo referencia al alto cargo ministerial, sino que está por debajo de los valores normales.

A falta de conocer el valor exacto de las aportaciones en la cabecera del Tajo de octubre y noviembre, se pueden tomar como referencia los informes semanales publicados por la Confederación Hidrográfica del Tajo, estimándose que se encuentran entre 55 Y 60 hm³ (sobre el percentil 25 de las aportaciones registradas desde 1980). Para las salidas se pueden considerar los desembalses de referencia para el Tajo para estos meses son 43 hm³ y los trasvases realizados desde el 1 de octubre, que suman unos 30 hm³, a lo que habría que sumar la evaporación en Entrepeñas y Buendía. Comparando las entradas con las salidas en la cabecera del Tajo se observa como se está sacando más de lo que entra, por lo que no tendría que ser una sorpresa que no se recuperen Entrepeñas y Buendía en Otoño que, por otra parte, es la tendencia que se tiene en los últimos años.

Esta tendencia se puede observar en el boletín hidrológico que semanalmente publica el MAPAMA (Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente). A continuación se reproduce el gráfico sobre las existencias en Entrepeñas y Buendía:

Gráfico del volumen embalsado en Entrepeñas y Buendía, copiado del boletín hidrológico del MAPAMA correspondiente a la semana 48 del año 2016.
Gráfico del volumen embalsado en Entrepeñas y Buendía, copiado del boletín hidrológico del MAPAMA correspondiente a la semana 48 del año 2016.

Se puede apreciar cómo la tendencia del inicio del año hidrológico es a mantenerse más o menos constante hasta el mes de enero. Y lo registrado desde octubre sigue el mismo patrón. Las oscilaciones entre unas semanas y otras se encuentran condicionadas por el ritmo de trasvase efectuado, que no es uniforme. Así, puede que la extrañeza manifestada por la jerarquía del MAPAMA se deba a que no miren o no entiendan la información que ellos mismos publican.

El periodista de La Verdad hace referencia también al «efecto 80»(1), presentando a Francisco Cabezas como visionario, al mencionarlo en el Libro Blanco del Agua. Obsérvese que el mismo que alertó sobre la existencia de la reducción de aportaciones, propuso unas reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura que no la tenía en cuenta. No olvidemos que estas reglas de explotación son la determinación real de excedentes. Con ellas se batieron récords históricos de trasvases realizados entre 1998 y 2003 … pagándose las consecuencias entre 2004 y 2009, periodo seco que se inició sin reservas en Entrepeñas y Buendía debido al frenesí trasvasista de años anteriores. Pero lejos de reflexionar sobre el asunto y reconocer y corregir errores, el Memorándum del Tajo identificó que el problema era que las reglas de explotación del trasvase no se aplicaban sistemáticamente. Una muestra del sinsentido del tratamiento de la reducción de aportaciones del trasvase se encuentra en la justificación técnica del Real Decreto 773/2014, de 12 de septiembre, por el que se aprueban diversas normas reguladoras del trasvase por el acueducto Tajo-Segura, que realizó el propio Francisco Cabezas:

«(…) existe suficiente evidencia como para suponer que las aportaciones actuales en cabecera son inferiores a las registradas en el pasado y establecer el año 1980 como fecha de corte. En tanto en cuanto se investiga el fenómeno y se extiende el registro, observando la evolución futura, parece prudente suponer tal fecha de corte como inicio de la época hidrológica representativa actual, a los meros efectos de la evaluación de disponibilidades hídricas, y sin perjuicio del carácter hoy meramente empírico de esta conjetura.

Las consecuencias de estos hechos sobre las posibilidades de trasvase son sustanciales y, de persistir el fenómeno, podrían llevar a replantear la asignación máxima actual a valores más realistas y sostenibles en el tiempo. El déficit hasta alcanzar estas previsiones habría de ser cubierto, en su caso, mediante nuevas medidas a adoptar en el marco de la planificación hidrológica nacional.»

(Extraído del apartado 2.9 del documento «El sistema de cabecera del Tajo y el trasvase Tajo-Segura», redactado por Francisco Cabezas en diciembre de 2013 y presentado como anejo técnico en la consulta pública previa a la publicación del Real Decreto 773/2014, de 12 de septiembre, por el que se aprueban diversas normas reguladoras del trasvase por el acueducto Tajo-Segura).

¿De qué sirve reconocer o alertar que están bajando las aportaciones en la cabecera del Tajo si no se modifica la gestión del trasvase Tajo-Segura? Es un caso más del cinismo que rige la explotación del trasvase Tajo-Segura. La Administración no está interesada en mejorar el conocimiento y optimizar la gestión. Sólo le preocupa no tener problemas con el lobby de regantes del trasvase. Para cubrir las apariencias encarga documentos difíciles de leer y con apariencia compleja, aunque estén llenos de incongruencias y soluciones preconcebidas. No parece importar que se vaya de desastre en desastre. Cuando se provoca una sequía en la cabecera del Tajo, se reconoce y se habilitan compensaciones a los regantes del trasvase, a la vez que se ignora y desprecia la situación de los municipios ribereños de Entrepeñas y Buendía en especial, y de la cuenca del Tajo en general.


(1) En la entrada «Tendencia decreciente de las aportaciones de la cabecera del Tajo» analizamos la evolución de las aportaciones registradas en la cabecera del Tajo. El registro de aportaciones, aunque de fuentes heterogéneas, se remonta a más de cien años. Una serie bastante larga para lo que se suele disponer en los trabajos de hidrología, pero a su vez corta para poder sacar conclusiones absolutas. Pero no se aprecia en la misma un comportamiento estacionario (patrón plurianual repetido), sino que se aprecian distintas tendencias. En este sentido, lo que se conoce como efecto 80 es el contraste entre un periodo de abundancia (1950-1970), que coincidió con el boom de la construcción de presas en España, y el periodo posterior a 1980, en el que hay una tendencia decreciente.

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