Comentarios a un ensayo interesante (I)

«Si el monopolio persiste, siempre querrá sentarse en timón del gobierno. No espero ver que el monopolio se limite a sí mismo. Si hay hombres en este país lo suficientemente grandes para poseer el gobierno de Estados Unidos, lo van a poseer»

Woodrow Wilson, 1913

Daron Acemoglu, catedrático de economía en el MIT y premio Fronteras del Conocimiento 2016 del BBVA, y James A. Robinson, catedrático de la Universidad de Chicago, han escrito un libro de lectura obligada para quien quiera estar al día en los problemas de nuestro tiempo.

Acemoglu, D., y Robinson, James A. (2012): «Por qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza». Deusto. Duodécima impresión de 2020.

Vayamos directamente al capítulo titulado «La destrucción de los trust» (página 373 y siguientes) con unas glosas por si pudieren tener relación con los monopolios, duopolios u oligopolios de nuestro país (energéticos, telecomunicaciones, bancarios, …). Es decir, los sanchezgalanes, los alvarezpayetes, los botines, los mariocondes, los ruizmateos, los florentinosperez, los villares mir, los ratos, … ¡Es el mercado, amigo!

(…) El fin de la guerra civil estadounidense [1861-1865] inició una rápido racha de crecimiento económico en el norte. A medida que se expandían el ferrocarril, la industria y el comercio, un número reducido de personas amasó una gran fortuna. Alentados por su éxito económico, aquellos hombres y sus empresas se hicieron cada vez menos escrupulosos. Recibieron el nombre de robber barons, «barones ladrones», porque sus duras prácticas empresariales estaban destinadas a consolidar monopolios y evitar que cualquier competidor potencial entrara en el mercado o hiciera negocios en igualdad de condiciones. Uno de los más conocidos de este grupo fue Cornelius Vanderbilt, quien dijo la famosa frase: «¿Y a mí qué más me da la ley? ¿Acaso no tengo el poder?«

Otro fue John D. Rockefeller, que creó la Standar Oil Company en 1870. Rápidamente eliminó a los rivales de Cleveland e intentó monopolizar el transporte y la venta al detalle de petróleo y productos petrolíferos. En 1882 había creado un gran monopolio, como se decía entonces, un trust. En 1890 la Standar Oil Company controlaba el 88 por ciento de los flujos d petróleo refinado de Estados Unidos, y Rockefeller se convirtió en el primer multimillonario del mundo en 1916. Las tiras cómicas contemporáneas representaban a la Standar Oil Company como un pulpo que envuelve no solamente la industria petrolífera, sino también el Capitolio.

Otro hombre, casi tan famoso como Rockefeller fue John Pierpont Morgan, fundador del conglomerado bancario moderno J. P. Morgan, que más adelante, tras muchas fusiones durante décadas, finalmente se convirtió en JPMorgan Chase. Junto con Adrew Carnegie, Morgan fundó la U.S. Steel Company en 1901, la primera corporación con un valor capitalizado de más de mil millones de dólares y, con diferencia, la mayor empresa de acero del mundo. A partir de 1890 los grandes trust empezaron a fusionarse en prácticamente todos los sectores de la economía y muchos de ellos controlaban más del 70 por ciento del mercado en su sector. […] Durante este periodo, la competencia dio paso al monopolio, y la desigualdad respecto a la riqueza aumentó rápidamente.

El sistema político pluralista estadounidense ya había conferido poder a un amplio segmento de la sociedad que podía alzarse contra aquellas usurpaciones. Aquellos que fueron víctimas de las prácticas monopolistas de los barones ladrones, o que se opusieron al dominio sin escrúpulos de sus industrias, empezaron a organizarse contra ellos. Formaron el movimiento populista y, posteriormente, el progresista. […] Poco a poco aquellos movimientos políticos empezaron a tener un impacto en las actitudes políticas y, posteriormente, en la legislación, sobre toto en cuanto al papel del Estado en la regulación de los monopolios. La primera ley importante fue la Ley de Comercio Interestatal de 1887, que creó la Comisión de Comercio Interestatal y comenzó el desarrollo de la regulación federal de la industria. Esto fue seguido rápidamente por la Ley Antitrust Sherman se 1890. Esta ley, que todavía es una parte principal de la regulación antitrust de Estados Unidos, se convertiría en la base de los ataques a los trust de los barones ladrones. La acción principal contra los trust llegó tras la elección de los presidentes comprometidos con la reforma y con la limitación del poder de los barones ladrones: Theodore Roosevelt, 1901-1909; William Taft, 1909-1913, y Woodrow Wilson, 1913-1921.

Una fuerza política clave tras el antitrust y el movimiento para imponer una regulación federal a la industria fue, de nuevo, el voto de los agricultores. Los intentos anteriores por parte de algunos estados, entre 1870 y 1880, para regular el ferrocarril procedieron de las organizaciones agrícolas. […] Los agricultores encontraron un interés colectivo en oponerse a las prácticas monopolísticas de la industria.

De las cenizas de los populistas, que se redujeron seriamente tras apoyar a los demócratas, llegaron los progresistas, un movimiento de reforma heterogéneo preocupado por muchas de las mismas cuestiones. El movimiento progresista inicialmente tomó forma en la figura de Teddy Roosevelt, el vicepresidente de William McKinley que asumió la presidencia tras el asesinato de éste en 1901. Antes de ocupar el cargo, Roosevelt había sido un gobernador inflexible en Nueva York y se había esforzado por eliminar la corrupción política y el clientelismo. En su primer discurso en el Congreso, Roosevelt dirigió la atención a los trust. Defendió que la prosperidad de Estados Unidos se basaba en la economía de mercado y el ingenio de los hombres de negocio […].

Roosevelt propuso que el Congreso estableciera un organismo federal con poder para investigar los asuntos de las grandes corporaciones y, si era necesario, que se pudiera utilizar una enmienda constitucional para crearlo. En 1902, Roosevelt había utilizado la Ley Sherman para deshacer la Northen Securities Company, lo que afectó a los intereses de J. P. Morgan y las demandas posteriores presentadas contra Du Point, la American Tobacco Company y la Standard Oil Company. Roosevelt reforzó la Ley de Comercio Interestatal con la Ley Hepburn de 1906, que aumentó los poderes de la Comisión de Comercio Interestatal, sobre todo al permitirle inspeccionar las cuentas financieras de los ferrocarriles y ampliar su actividad a nuevos ámbitos. El sucesor de Roosevelt, William Taft, procesó a varios trust incluso más asiduamente. El punto culminante fue la desintegración de la Standard Oil Company en 1911. Taft también promovió otras reformas importantes, como la introducción de un impuesto federal sobre la renta, que llegó con la ratificación de la Decimosexta Enmienda de 1913 […].

Wilson trabajó para aprobar la Ley Antitrust Clayton en 1914, que reforzaba la Ley Sherman, y creó la Comisión de Comercio Federal, que obligó a cumplir la Ley Clayton. Además, bajo el impulso de la investigación del Comité Pujo, dirigida por el miembro del Congreso por Luisiana Arsene Pujo, sobre el money trust, la expansión del monopolio en la industria financiera, Wilson pasó a aumentar la regulación del sector financiero. En 1913, creó el Consejo de la Reserva Federal, que regularía las actividades monopolísticas del sector financiero.

La aparición de los barones ladrones y sus trust de monopolios a finales del siglo XIX y principios del XX subraya que la presencia de mercados no es en sí misma una garantía de instituciones inclusivas. Los mercados pueden estar dominados por unas cuantas empresas que cobran precios desorbitados y bloquean la entrada de nuevas tecnologías y rivales más eficientes. Si se permite que los mercados actúen como quieran, existe la posibilidad de que dejen de ser inclusivos y que cada vez estén más dominados por los que tienen el poder económico y político. Las instituciones económicas inclusivas exigen no solamente mercados, sino mercados inclusivos que creen unas reglas de juego más equitativas y oportunidades económicas para la mayoría de la gente. El monopolio generalizado, respaldado por el poder político de la élite [caso de la colonización de la América hispana] contradice esta posibilidad. Sin embargo, la reacción a los trust de monopolio también ilustra que, cuando las instituciones políticas son inclusivas, crea una fuerza que contrarresta los movimientos que se alejan de los mercados inclusivos. Es el círculo virtuoso en acción […].

La destrucción de los trust en Estados Unidos ilustra esta faceta del círculo virtuoso. En México no existe ningún organismo político que limite el monopolio de Carlos Slim. En cambio, las Leyes Sherman y Clayton se han utilizado repetidamente en Estados Unidos durante el último siglo para limitar trust, monopolios y cárteles, y garantizar que los mercados continúen siendo inclusivos […].La información que proporcionaban los medios de comunicación libres evidentemente fue clave durante la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos. Sin esta información, la ciudadanía estadounidense no hubiera conocido el verdadero alcance del poder y los abusos de los barones ladrones ni se habrían movilizado contra sus trust.

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