Sequía con exceso de producción

En la «sala de prensa» del MAPAMA se muestran simultáneamente notas de prensa en las que se presume de que se está gastando muchos millones de euros para que los regantes tengan más agua y puedan producir más (por ejemplo, en «El MAPAMA ya ha puesto en marcha siete pozos de la batería estratégica de la Vega Media ─Región de Murcia─», 18/8/2017) junto con otras en las que se anuncian la retirada de productos ─compra por parte del Estado─ por exceso de producción (por ejemplo «Las nuevas retiradas de fruta dulce podrán notificarse desde mañana, 29 de agosto», 28/8/2017). A pesar de la «devastadora sequía», hay exceso de producción agraria que obliga a adoptar medidas de «regulación del mercado».

Sobrexplotamos el recurso hídrico para tener una sobreproducción que sobresubvencionamos. Pero en lugar de plantearse una urgente revisión del modelo, la ministra del MAPAMA defiende que «es importante expandir el regadío donde sea posible» («Encuentros de Castilla y León Televisión»; 14/2/2017). ¿Para qué? La producción agrícola destinada a la alimentación es un mercado saturado; aunque se incremente la producción, no aumenta la demanda. Pero sí tiene un efecto sobre las condiciones de venta, con desplazamiento de productores; las ayudas recibidas por unos productores reciban ayudas ─directas o encubiertas─ les da una ventaja desleal sobre los demás. Cuando se destina a la exportación, estas subvenciones benefician indirectamente a usuarios de terceros países. Como ejemplo, la crisis de las lechugas del pasado invierno puso de manifiesto que los ingleses pueden comprar las lechugas más baratas gracias a estas subvenciones (véase la entrada «Brexit, mercados y regadíos del Trasvase»). 

«Ahí tiene usted lo que es la “política hidráulica”; una expresión sublimada de la “política agraria”, y generalizando más, de la “política económica” de la Nación» (Joaquín Costa, 1846-1911). El ideario del MAPAMA y de varios agentes permanece anclado en las ideas de Costa. Pero las circunstancias son bien diferentes. La agricultura era la actividad económica mayoritaria, y aun así había carencias alimentarias. Ahora el PIB de la agricultura es marginal en la economía y, a nivel europeo, el problema no es la falta de alimentos sino su exceso.

En la situación actual, con el «todo Costa» ya realizado, carece de sentido insistir en la ampliación del regadío. Hay que racionalizarlo. Empezando por definir su papel como figura clientelar de la política del agua y no como el gran condicionante de la misma que es en la actualidad. Es decir, de la planificación hidrológica tendría que salir cuánto es el recurso que se puede utilizar sosteniblemente para el regadío, sin forzar los sistemas; y el regadío habría que adaptarse a este recurso, aunque requiera reconversiones drásticas. El agua es mucho más que una materia prima para el regadío. La concepción actual sólo lleva a sinsentidos y al desastre.

image_pdfimage_print
Valorar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.