¿Para qué sirve el trasvase Tajo-Segura? ¿Es imprescindible para la subsistencia del Sureste? No. Como bien resume la frase del título de esta entrada, su finalidad actual es la especulación, favorecer la riqueza de unos escogidos sin reparar en los daños y afecciones.
Esta frase escogida para titular estas líneas está tomada de un reportaje emitido el viernes 11 de octubre por TV Guadalajara Media, en su canal de YouTube. Un reportaje muy interesante, que recomendamos su visionado. A continuación se enlaza y se reproduce su transcripción
Si, un nuevo trasvase para el mes de octubre. Algo que, sin duda, nos lleva a la reflexión y, sobre todo, a echar la vista atrás.
“Un trasvase que todo parece indicar a lo largo del día de hoy volverá a ponerse en funcionamiento después de once meses parado”.
Así lo contábamos en 2017 a pie de trasvase, tras once meses sin que se autorizara ni una sola derivación de agua. Con los embalses de Entrepeñas y Buendía superando la delgada línea de los 400 hectómetros cúbicos se ponía de nuevo en marcha la infraestructura. La pregunta que nos hicimos durante casi un año, y que volvíamos a repetirnos desde ese día, es bien sencilla: ¿cómo sobrevivió el Levante durante todo ese tiempo, durante un año? ¿Que pasó durante once largos meses en los campos y en el día a día de toda esa población que asegura necesitar tanto el trasvase para poder sobrevivir?
Pues las imágenes hablan por sí mismas. Durante todos esos meses pudimos ver como las desaladoras cumplieron su función y pudimos seguir viendo zonas verdes, campos desarrollados, turismo, grandes ciudades, puertos, urbanizaciones… Mientras tanto, en la cabecera del Tajo, en sus municipios ribereños, éste era el panorama. Apenas un charco de agua y ejemplo perfecto del estado de desarrollo de sus vecinos. ¡Ah! Y las cisternas seguían siendo la única manera de consumir agua. No sólo durante los meses de verano. Unos vecinos que podían recorrer a pie perfectamente el fondo del embalse sin ningún problema. Después de casi un año en el que, insistimos, no vimos campos echados a perder ni familias emigrando masivamente a otros puntos del territorio, ni alarma por no poder subsistir. Después de casi un año los ribereños volvieron a acumular agua en sus embalses y, como un espejismo, volvió a desaparecer.
Y es que esta ha sido la tónica dominante. Ver cómo se decide robar riqueza medioambiental de un núcleo territorial que agoniza a otro cuyo desarrollo va al alza. Y todo en base a una faraónica infraestructura diseñada para derivar unos excedentes calculados más bien en una cafetería de un bar que con un estudio hidrológico que determine las aportaciones reales a la cabecera del Tajo. Fíjense en lo llamativo de la situación. Querían robar al tajo 650 hectómetros cúbicos a pesar de saber que las aportaciones reales en muchos casos no superaban los 715. Vamos, casi la totalidad del agua caída en cabecera.
Desde entonces y con un número de trasvases a cuestas que es preferible no recordar, llegamos al absurdo. Al punto en el que tras la gota fría, y un Segura totalmente desbordado ─imágenes que estamos viendo y que no son puntuales sino que se repiten año tras año─, se aprueban más trasvases para una tierra que no los necesita más que para seguir especulando.
Desde la puesta en marcha del trasvase Entrepeñas y Buendía han sufrido hasta la extenuación y la vergüenza la codicia de la especulación hídrica del Levante. Han vaciado las existencias sin mirar por los pueblos ribereños o el propio caudal ecológico del río. Sólo el interés económico y electoral han guiado las decisiones de abrir o cerrar el grifo del trasvase.
Mientras tanto, a Portugal les mandamos el agua que sobra de las depuradoras. Escasa y sucia, decantada por un sinfín de presas que se abren y se cierran al interés de las eléctricas. Y es esto, lo que ven, lo que ha quedado del río en Portugal. Aunque no lo crean, el río más grande de la Península Ibérica.
Transcripción del reportaje emitido en TV Guadalajara Media el 11 de octubre de 2019.
Disponible en su canal de YouTube.
